
Proyecto de Investigación
CACAO ORIGINARIO
Origen del Cacao, Investigación, Comunidad
Origen del Cacao

Hablar del cacao es adentrarnos en el latido profundo de un ser que respira vida, resiliencia y comunidad. Más allá de su historia botánica, el cacao se presenta como una maestra silenciosa, un testigo de crianza mutua que refleja la sabiduría del tejido colaborativo de la naturaleza. Aunque la ciencia ha arrojado pistas valiosas sobre sus orígenes, su verdadera esencia reside en su raíz espiritual: una fortaleza tierna que ha sabido adaptarse, transformarse y florecer en armonía con su entorno.
Hace unos 10 millones de años, el cacao emergió en los ricos territorios de la Alta Amazonía, una matriz de biodiversidad que precede cualquier idea de fronteras. En este espacio generoso y sagrado, el cacao encontró el ambiente perfecto para crecer y tejer relaciones íntimas con la tierra, el agua y las criaturas del bosque. Mucho antes de la llegada del ser humano, ya formaba parte de una red de vida que celebraba la reciprocidad y la interconexión.
El encuentro entre el cacao y las manos humanas se remonta a la cultura Mayo-Chinchipe-Marañón, cuyos vestigios arqueológicos, hallados en Palanda, Ecuador, nos hablan de una relación sagrada. En fragmentos de cerámica encontrados en espacios que nuestros ancestros considerarían wakas –lugares de comunión y abundancia espiritual–, se identificaron restos de Theobroma cacao con una antigüedad de 5300 años. Estas cerámicas no solo narran una historia ancestral, sino que, a través de sus formas y símbolos, continúan comunicándonos su profundo significado espiritual.
En estos tiempos antiguos, el cacao trascendía su función alimenticia para convertirse en un puente entre la humanidad y lo espiritual. En las mismas tierras donde crecía el cacao, otras plantas sagradas como la hoja de coca, el maíz y la papa compartían un papel simbólico y ceremonial, tejiendo una red de vida simbiótica con las comunidades humanas. Este vínculo profundo también se reflejó en la Waka Monte Grande, un centro espiritual donde el cacao fue esencial para la vida social, política y religiosa. Ubicado en la Alta amazonia del Perú cuidada en manos del arqueólogo Quirino Olivera.
A medida que el cacao inició su peregrinación desde la Amazonía hacia Mesoamérica, no viajó solo. Su espíritu fue acompañado por animales, insectos y aves que ayudaron a expandir su alcance, dejando una huella indeleble en diversos ecosistemas. Hoy, el cacao es más que un fruto: es un símbolo de resiliencia, un recordatorio de la importancia de la crianza mutua y una invitación a co-crear en armonía con la naturaleza. Su historia nos recuerda que formamos parte de una gran comunidad de vida, tejida con hilos de reciprocidad y afecto eterno.
Investigación
Cacao Originário

La investigación titulada "Cacao, memoria de una semilla sagrada" se plantea como un proceso de escucha y aprendizaje profundo desde la esencia misma del cacao. A través de este trabajo, no buscamos imponer una narrativa externa, sino que aspiramos a permitir que el cacao se exprese por sí mismo, que su espíritu nos guíe en el descubrimiento de sus secretos. Lejos de ser una investigación académica convencional, esta propuesta se inspira en la antropología comprometida con la vida y en la arqueología viva, métodos que buscan un diálogo directo con las comunidades y los sujetos-objetos, propiciando una conexión más allá de las evidencias materiales.
Desde esta perspectiva, la investigación pone énfasis en el cacao no solo como un objeto de estudio, sino como un ser con una espiritualidad inherente que ha trascendido el tiempo y las culturas. Este enfoque permite explorar cómo el cacao ha influido en las cosmoexperiencas y prácticas espirituales de las comunidades que lo han cultivado a lo largo de los siglos. A través de la cerámica, los espacios sagrados y los sujetos-objetos arqueológicos de lugares como Palanda y Santa Ana-La Florida, buscamos reavivar la memoria de esas relaciones simbólicas y espirituales que el cacao ha mantenido con la humanidad.

Uno de los ejes centrales de esta investigación es reconocer al cacao como un puente entre lo visible y lo invisible, entre lo terrenal y lo sagrado. Esta semilla, originaria de los territorios amazónicos, no solo ha sido cultivada por las comunidades, sino que ha tejido una red de reciprocidad y aprendizaje mutuo con ellas. La espiritualidad del cacao se revela en el arte de la crianza compartida, una práctica donde el cuidado y la sabiduría se entregan mutuamente, fortaleciendo los lazos entre los seres humanos y el mundo natural. Este encuentro ha dado forma a una relación simbiótica que continúa viva y presente en las tradiciones contemporáneas.
Nuestra propuesta no busca respuestas definitivas, sino abrir un espacio de diálogo continuo, donde la historia del cacao siga resonando y transformándose. Reconocemos que la cultura Mayo-Chinchipe Marañón que habitó el territorio de la Alta Amazonia , y cuya huella podemos rastrear hasta el año 300 d.C., han dejado una matriz espiritual que sigue viva. La investigación invita a quienes se adentren en ella a seguir el camino del cacao, escuchando sus relatos y su energía, y permitiendo que estos resuenen en los corazones de las nuevas generaciones, para que el legado del cacao continúe vivo.
Finalmente, esta investigación no solo es un esfuerzo por comprender el cacao desde una perspectiva intelectual, sino un compromiso ético con las comunidades que mantienen viva su esencia. Nuestro enfoque es profundamente participativo y respetuoso, basado en la escucha activa de las voces locales. A través de este proceso, buscamos rendir homenaje a la sabiduría ancestral y asegurar que las futuras generaciones comprendan la importancia del cacao como un legado vivo, un espíritu generoso que nos enseña el arte de cuidar y ser cuidados. Este trabajo se presenta, entonces, como una invitación abierta a sumergirse en el misterio y la espiritualidad del cacao, un recordatorio de que su historia no solo está escrita en piedra, sino en los corazones de aquellos que se atrevan a escucharla.
Memoria Visual
Peregrinaje visual y auditivo por los territorios del Cacao


Hemos recorrido un sendero profundo, un peregrinaje visual y auditivo, que nos ha llevado por los sagrados territorios del cacao, donde la cámara captura lo que el espíritu no sabe nombrar, y el oído escucha el susurro ancestral de los que habitan en su esencia.
Momentos únicos, suspendidos en el tiempo, que nos hablan no solo con palabras,
sino con la vibración de la tierra, el viento el agua y el fuego.
A través de la fotografía y el video, hemos intentado transparentar el espíritu del cacao,
un intento humilde de desvelar la conexión invisible que une a los pueblos con su fruto sagrado.
Los rostros, las manos, las raíces, todas las huellas de un pueblo que vive, sueñan y siente en cada grano sagrado del cacao.
No pretendemos abarcar todo lo que es el cacao, pues sería una empresa imposible, pero sí deseamos sembrar una semilla: que al cerrar tus ojos puedas viajar más allá de la imagen, y dejar que tu imaginación descubra nuevos territorios del cacao, que laten en lo más profundo de tu ser.
Así, en este peregrinaje de luz y sonido, te invitamos a viajar por los territorios del cacao, no solo con tus ojos, sino con el corazón abierto. Que este camino te lleve a sentir la esencia misma de la tierra, a conocer el cacao no solo en su forma, sino en su espíritu.
Cursos y Formaciones
Estudios sobre el
Cacao Originário

A través de nuestro peregrinaje por el cacao, en el marco de la investigación Cacao, memoria de una semilla sagrada, hemos tenido el privilegio de conocer y recopilar las experiencias y enseñanzas de las comunidades que custodian esta semilla ancestral. En este recorrido, hemos aprendido sobre la profunda conexión que los pueblos mantienen con el cacao, así como las sabidurías y pedagogías naturales que se han tejido a lo largo de generaciones en torno a este regalo de la tierra.
A partir de estos aprendizajes, hemos diseñado una propuesta de cursos con el objetivo de compartir el conocimiento adquirido y devolverlo a las comunidades. Estos cursos no solo buscan fortalecer los proyectos locales, sino también proporcionar recursos para el crecimiento material y espiritual de las comunidades, permitiendo que el cacao se convierta en un motor de desarrollo integral.
Uno de los aspectos más reveladores de nuestra investigación ha sido el concepto de agro-afectividad del cacao. Esta sabiduría nos invita a reconocer el cacao no solo como una planta, sino como un ser con el que podemos establecer relaciones profundas, capaces de transformar tanto el cuerpo como el alma. Por ello, proponemos la creación de casas de sabiduría y espiritualidad, donde tanto niños como adultos, e incluso personas mayores, puedan explorar y profundizar en estas enseñanzas.
En estos cursos, abordaremos diversos aspectos del cacao: su agro-afectividad, su medicina ancestral y contemporánea, y las aplicaciones terapéuticas que hemos investigado. Estas propuestas están abiertas a todos los profesionales interesados, tales como terapeutas, médicos, psicólogos, antropólogos y arqueólogos, así como a cualquier persona con un corazón sincero que desee conocer y aprender de este vínculo ancestral con el cacao.
Finalmente, estas propuestas nacen desde los pueblos y están pensadas para los pueblos, con el propósito de rescatar y revitalizar la esencia del cacao en su totalidad. Invitamos a todos a unirse a esta iniciativa, que no solo busca ofrecer conocimiento, sino también reavivar la conexión con una tradición milenaria que sigue siendo relevante para los tiempos actuales.
Comunidad
Ancestralidad y contemporaneidad
del cacao en el día de hoy

En nuestro recorrido por los territorios del cacao, tanto en las comunidades campesinas como originarias, hemos tejido relaciones profundas que nos han permitido conocer la verdadera esencia de este sagrado fruto. A través de estas experiencias, hemos comprendido que la espiritualidad del cacao es una práctica de agroafectividad, entendida como la agricultura basada en el amor y el respeto por la Tierra. La conexión con el cacao va más allá de su cultivo; es una relación de vida que se entrelaza con las comunidades que lo cuidan, lo cultivan y lo veneran desde tiempos ancestrales. Este camino ha sido un proceso revelador, donde la interacción con el cacao nos ha mostrado un sentir holístico de la vida, en la que la espiritualidad se fusiona con la cotidianeidad.
Es fundamental entender que el cacao no es solo un cultivo, sino un ser viviente que forma parte de un ecosistema interdependiente. En su lugar de origen, el cacao no crece de manera aislada; se cría junto a sus hermanas y hermanos, en un abrazo de biodiversidad que es natural y esencial para su bienestar. Este es un principio de la comunidad del cacao: una escuela de crianza mutua, donde el cacao, las plantas y los seres humanos coexisten en una relación de respeto y reciprocidad. Es en este contexto donde se inicia la verdadera práctica espiritual del cacao, que no es solo una cuestión de ceremonias, sino un modo de vida que honra a la Madre Tierra y a todos los seres que habitan en ella.
En este sentido, hemos decidido dejar un espacio abierto en este proyecto para que las comunidades del cacao puedan alzar su voz. Es esencial que aquellos que viven en las grandes ciudades, alejados de los territorios donde el cacao se cultiva, tengan la oportunidad de conectar con estas comunidades y comprender sus realidades. La urbanización ha creado una desconexión con la naturaleza, y es precisamente por eso que debemos tender puentes entre estos dos mundos. A través de este espacio, buscamos que quienes viven en el mundo urbano puedan escuchar las demandas de las comunidades del cacao y, al mismo tiempo, comprometerse a ser parte de este proceso de rescate y fortalecimiento de la vida del cacao.
Este compromiso implica también una participación activa en una política ancestral, que no solo promueva una espiritualidad aislada, sino una espiritualidad comprometida con la vida misma. La vida del cacao no se limita a su cultivo, sino que es un reflejo de la vida en su totalidad: desde el cuidado de la tierra hasta el respeto por los seres vivos que comparten su espacio. Las comunidades que resguardan el cacao enfrentan desafíos y problemáticas urgentes que deben ser atendidas con seriedad y empatía. La relación con el cacao no debe ser vista solo como un acto de consumo o de beneficio económico, sino como una práctica espiritual que fortalezca la conexión con la Tierra y con las generaciones futuras.
Es necesario que comprendamos que el cacao, como parte integral de la vida de estas comunidades, también enfrenta retos en el contexto actual. Las necesidades de las comunidades del cacao son diversas: desde la preservación de sus territorios hasta la lucha por el reconocimiento de sus derechos ancestrales. En este contexto, el cacao se convierte en un símbolo de resistencia y de continuidad de una cosmovisión ancestral que se enfrenta a las amenazas del mundo moderno. A través de este proyecto, buscamos no solo compartir el conocimiento y la sabiduría de estas comunidades, sino también apoyar sus luchas y visibilizar sus demandas ante un mundo que a menudo no las escucha.
Al abrir este espacio de encuentro entre el mundo urbano y las comunidades del cacao, deseamos crear un espacio de colaboración mutua. Que cada persona, sin importar su lugar de origen o su contexto, pueda acercarse a este proyecto con el corazón abierto y la disposición de aprender y comprometerse. Vivir la vida del cacao no es un acto aislado; es un proceso colectivo que implica respeto, acción y una conexión profunda con la naturaleza. Al integrar estos valores en nuestras vidas, no solo contribuimos al bienestar de las comunidades del cacao, sino también al bienestar de todos los seres que compartimos la Madre Tierra.

Cacao Originario
Una investigación del Despertar del Camino Sagrado
dirigida por Alejandro Cerda y Equipo de Liderazgo